Por Antonio Campillo (Presidente de la Real Sociedad Matemática Española)

La Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE) fue fundada hace una decena de años como referente civil de la investigación en España y con capacidad de interlocución con las instituciones que promueven y financian la investigación.
En la actualidad reúne cerca de ochenta sociedades que representan a cuarenta mil científicos. Sus presidentes hasta el momento, Joan Guinovart durante los ocho primeros años y Carlos Andradas desde 2011, se han hecho eco de las aspiraciones de la investigación y de los investigadores y las han hecho llegar a la sociedad y a los interlocutores oportunos. Pero, también cabe señalar, que son realmente las sociedades científicas, como es el caso de la RSME, sobre las que reposa el conocimiento y la forma de canalizar en la práctica el logro de las aspiraciones.


Joan Guinovart

Carlos Andradas

Con la crisis que vivimos, que afecta especialmente al apoyo a la investigación y amenaza su porvenir en España, la actuación de las sociedades científicas se ha hecho ya no sólo necesaria sino imprescindible. Una creciente cohesión entre los miembros de la correspondiente comunidad y un mayor impulso colectivo de las iniciativas propias son indicadores de esa realidad. Siendo las sociedades cada vez más científicas mientras que las políticas son cada vez más restrictivas, cabe reclamar que la política científica en España sea más científica que política y no al contrario.
Es fundamental que la COSCE y las sociedades que representan importantes sectores de la ciencia española, como es el de las matemáticas, jueguen un papel determinante para que la ciencia en España llegue a ser la que la población de nuestro país se merece. Recuerdo que cuando al finalizar 2002 me incorporé a la Junta de Gobierno de la RSME, siendo precisamente Andradas su presidente, planteé trabajar para mejorar nuestra actividad y nuestra actuación científica en la línea de la reclamación anteriormente señalada, una aventura que hoy día percibo como permanente.
Una década después creo que también es esta la línea que está siguiendo la ciencia española y considero que son las sociedades científicas y la COSCE, junto a las universidades, la CRUE y otros agentes vinculados, las que deben marcar las pautas para el nuevo progreso científico en España que inevitablemente ha de llegar más pronto que tarde. Las confederaciones de sociedades, como genuinamente es la COSCE, son también idóneas para impulsar el avance de la investigación interdisciplinar que interesa crecientemente a los jóvenes, debido a su actual formación.
Las sociedades matemáticas se integran, a su vez, en el CEMAT que es Comité Español de Matemáticas o Comité de España en la Unión Matemática Internacional. El CEMAT ha logrado también la inserción de España como estado miembro en el Centro Internacional de Matemáticas Puras y Aplicadas, CIMPA, y lleva a cabo, pilotando junto a las cuatro sociedades RSME, SCM, SEMA y SEIO, la acción de España en este organismo intergubernamental dedicado a promover la investigación matemática en países en desarrollo o emergentes. También las cuatro sociedades científicas de matemáticas mencionadas son miembros de la European Mathematical Society, EMS, estructurada como sociedad de sociedades nacionales. La demostrada cohesión de todas ellas en CEMAT-IMU, CIMPA o EMS es muy buen testigo de la capacidad para un nuevo progreso científico en España.
La COSCE realiza, entre otros, un informe anual sobre la financiación de la investigación en los Presupuestos Generales del Estado. También ha realizado informes sobre temas candentes que afectan a la investigación, como han sido la todavía no existente Agencia Estatal de Investigación o, en su momento, la Estrategia Estatal de Investigación. La agilidad y competencia en la elaboración de informes como estos, en los últimos pocos años, ha sido tan notoria como la inexplicable falta de atención gubernamental a lo señalado en los mismos, contrastando enormemente. La iniciativa “Carta Abierta por la Ciencia”, compartida por la COSCE, la CRUE, las asociaciones de investigadores y los agentes sociales, es especialmente significativa en este sentido. Ha logrado más de un centenar de miles de firmas y ha llegado a impulsar, al finalizar 2013, un acuerdo suscrito por todos los grupos parlamentarios de la oposición sobre los puntos básicos, de mínimos, que precisa el futuro de la investigación.
Para asegurar el futuro de la investigación no serán sólo necesarios puntos básicos, sino también la presencia o la incorporación a nuestro sistema de valores y recursos para que nuestro progreso científico sea sustancial. Poco después de fundarse, en 2005, la COSCE ya elaboró la Acción CRECE (Comisiones de Reflexión y Estudio de la Ciencia en España), cuyo proyecto se centró en política científica, recursos humanos, ciencia y empresa, España en Europa, y Ciencia y Sociedad. Con motivo del décimo aniversario la COSCE promueve un proyecto similar cuya Acción considerará, entre otros, la ética en la ciencia, el papel de las sociedades científicas en la vida pública, la financiación y la gestión de la investigación.
En el ámbito transnacional, Latinoamérica, África y Asia, son áreas a considerar junto a Europa para nuestra investigación, cada una por razones diferentes. Espero que, con la colaboración de todos, y en particular con los miembros de la comunidad matemática, los resultados de la actuación de la COSCE no sólo sean brillantes sino que sean aplicados a nuestro sistema, reforzando sus cimientos, en breve. Feliz aniversario.