Hay un interesante nexo de unión entre Berrocal y Martin Gardner, a quien se dedicaron las portadas de 2014 con motivo de la conmemoración de su centenario: las Matemáticas. Y este nexo está tan entrelazado con ellas como sus puzles. En 1978 Gardner publica, en el volumen 238 de la revista Scientific American, el artículo titulado «The sculpture of Miguel Berrocal can be taken apart like an interlocking mechanical puzzle», y la primera de las imágenes que aparece en él es la del «Goliath». Gracias a esta publicación el escultor malagueño fue dado a conocer en Estados Unidos, país en el que reside gran parte de quienes coleccionan su obra.
La relación de Berrocal con las Matemáticas puede descubrirse fácilmente a través de su trabajo, y existe casi desde los inicios de su labor artística. Mientras se preparaba para ingresar en Arquitectura hizo dos años de Exactas. Fue entonces cuando, según sus propias palabras, descubrió que le gustaban las Matemáticas. El artífice de tal entusiasmo no fue otro que José Barinaga, catedrático de la Universidad Central de Madrid, introductor, según Norberto Cuesta, del Álgebra Abstracta en España, y presidente de la RSME entre 1937 y 1939.
«Goliath» está considerado como el más complicado de sus torsos. Catalogada como la obra número 114 del autor, consta de 79 elementos (en realidad, 80). Su tamaño es de 24×14.2×12.7 cm. Se pensó para que se realizaran de ella 6 ejemplares en plata de ley y 2000 en latón pulido, versión que pesa 11.5 kilos. Fue realizada entre 1968 y 1972 en Negrar, Italia, donde el escultor trabajó gran parte de su vida. 1968 fue el año en que, siendo André Malraux ministro francés de cultura, se le otorgó la distinción de «Chevalier de l’Ordre des Arts et des Lettres».
La mayoría de los puzles que se entrelazan («interlocking puzzles») se basan en una geometría sencilla, mientras que muchas de las obras de Berrocal incorporan partes de formas casi orgánicas, sorprendentemente intrincadas. «Goliath» es interesante por el gran número de piezas que tiene y porque algunos de los fragmentos que lo componen han de ser previamente ensamblados; ellos mismos constituyen un puzle independiente. Se puede montar de tres maneras levemente diferentes. Una de ellas es con un añadido de una pequeña hoja de higuera. Las otras dos tendrá que descubrirlas el lector. Cuando se mira la escultura desde arriba se aprecian lazos anudados. Los estudios para la obra, cuidadosamente realizados y asimismo guardados por la Fundación, son también de una gran belleza artística, matemática.