Fue en 2005 cuando el entonces presidente de la universidad de Harvard se preguntaba en un acto público por qué había tan pocas mujeres en altos cargos en ciencias: matemáticas, ingeniería, informática, física… Entonce Eileen Pollack decidió que iba a estudiar el problema y tratar de dar respuesta a la cuestión. Durante seis años de investigación y entrevistas recopiló la información que plasmó en su libro The Only Woman in the Room. En él explica las barreras culturales, sociales, psicológicas e institucionales que las mujeres se encuentran en las disciplinas CTIM y cómo pequeños cambios de actitud pueden traer una mayor paridad.
En el libro recorre diversas causas que, a su juicio, llevan a que haya tan pocas mujeres en ciencias. Desde la soledad que supone encontrarse en minoría, y en particular la que ella sintió cuando estudiaba físicas, a los problemas en el sistema educativo, a los que culpa en primer lugar; a los problemas culturales que hacen que en occidente las matemáticas se vean como algo para “cerebrito ” en vez de para gente creativa y con ingenio como en otros países y cómo esto influye más a las mujeres que a los hombres; a las causas sociales como, por ejemplo, que se enseñe a los niños a exagerar su inteligencia y sus éxitos mientras que a las niñas se las educa para ser modestas.
Para Shelley Correl, profesora de sociología de Stanford y entrevistada en el libro, los niños son mejores en matemáticas y tienen mejores calificaciones “porque piensan que son mejores”. Esto sigue ocurriendo actualmente, por eso se debe mirar a nuestro alumnado. Se debe mirar a nuestras investigadoras.