Llevo unos días pensando en el tema de esta contribución a Mujeres y Matemáticas, y hoy me encuentro en el Twitter de El País un artículo de Joana Oliveira titulado “El techo de cristal en la ciencia se mueve, pero no se rompe”. Esto me ha dado el empujón final para decidirme por este tema.

Los informes sobre el techo de cristal para las mujeres matemáticas están, como debe ser, llenos de cifras y porcentajes. Pero, como casi todos los números, tienen algo detrás y, en este caso, lo que está detrás es valioso e importante: son mujeres con sus nombres, sus carreras científicas, sus luchas, sus fracasos, sus vidas y sus logros.

En 2003 un grupo de mujeres, Marta, Isabel, Edith, Mónika y yo misma, participamos en la creación de la Comisión de Mujeres y Matemáticas de la RSME. Uno de los muchos proyectos que abordamos fue un informe titulado Situación actual de las mujeres matemáticas españolas en el ámbito de la docencia y la in-vestigación universitaria. El informe consistía en un estudio cuantitativo de esta situación desde el año 1990 al 2002.

Quizás lo más acertado de ese informe fue el haber escogido para el título el adjetivo “actual”, porque, quince años después, sigue siendo “actual”.

Entre los resultados de aquel informe me gustaría recordar los siguientes:

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– la producción investigadora de las mujeres en las universidades públicas españolas en el área de matemáticas constituye el 20 % de la investigación total que se ha hecho en España en el período indicado. Además, ha aumentado (300 %) en un porcentaje algo superior a la media (200 %). La calidad de las publicaciones es similar a la media de los matemáticos de nuestro país;

– la mujer matemática española funcionaria con un puesto docente en una universidad pública es mayoritariamente Titular de Universidad o de Escuela Universitaria. En la actualidad, pocas mujeres son catedráticas de Matemáticas (no más de un 9 %), porcentaje inferior al de la media de catedráticas en todas las disciplinas universitarias;

el porcentaje de mujeres matemáticas con al menos un sexenio de investigación es similar al de los hombres, dato que ratifica la idea de la escasa diferencia de la productividad científica entre hombres y mujeres en el ámbito de las matemáticas;

el porcentaje de mujeres españolas IP [investigadores principales] de proyectos de investigación en el área de matemáticas es muy bajo (no más de un 13 %). Algo mayor, pero lejos del 50 %, es el porcentaje de participación, y todavía un 14 % de proyectos no tienen mujeres en sus equipos de investigación;

el alumnado de Matemáticas está en proporción paritaria entre hombres y mujeres, también en las egresadas y egresados y en las licenciadas y licenciados que reciben becas predoctorales, pero ya en la fase posdoctoral son escasas las mujeres que obtienen un contrato Ramón y Cajal o Juan de la Cierva.

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¿Por qué digo que sigue siendo “actual”? Pues por un sentimiento. Sí, ya sé que esto no es científico. Y no, no hemos hecho un nuevo estudio.

Lo digo porque yo sigo en la universidad y el alumnado en mis clases sigue siendo paritario.

Lo digo porque en los años del informe, en el área en la que investigo, geometría y topología, había dos catedráticas, y ahora hay cinco, de las cuales dos están jubiladas y al resto le empieza a rondar también el fantasma de la jubilación.

Lo digo porque en Galicia, donde vivo y trabajo, entre las tres universidades que tenemos hay cuatro catedráticas en matemáticas, dos en Santiago, dos en Vigo y claro, como dicen los números, ninguna en A Coruña.

Lo digo porque para ser rectora hay que ser catedrática y sin estar en los órganos de gobierno de las universidades no se pueden tomar decisiones para paliar estas deficiencias.

Lo digo porque comparto la opinión de María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, que Joana Oliveira refleja en su artículo: “Los cargos de responsabilidad están ocupados por hombres que cooperan entre ellos. Hacen falta estrategias y políticas de igualdad que no deberían ser vo-luntarias, sino que deberían estar regladas”.

Lo digo porque buscar nombres de mujer para hacer paritarios los tribunales sigue siendo un trabajo muy difícil. Y en este caso lo digo por experiencia propia.

Sí, es cierto que estamos empezando a salir de la crisis y que las políticas de creación de pla-zas van a cambiar. Espero que, sin menospreciar la creación de otros puestos de profesorado, que soy la primera en apoyar, las autoridades políticas y universitarias tengan en cuenta la promoción de las mujeres para que empiecen a aparecer grietas en el techo de cristal de la matemática.

Lo digo porque buscar nombres de mujer para hacer paritarios los tribunales sigue siendo un trabajo muy difícil. Y en este caso lo digo por experiencia propia.

Sí, es cierto que estamos empezando a salir de la crisis y que las políticas de creación de plazas van a cambiar. Espero que, sin menospreciar la creación de otros puestos de profesorado, que soy la primera en apoyar, las autoridades políticas y universitarias tengan en cuenta la promoción de las mujeres para que empiecen a aparecer grietas en el techo de cristal de la matemática.

María Elena Vázquez Abal