Olga Gil Medrano, catedrática (jubilada) de Geometría y Topología en la Facultad de Matemáticas de la Universitat de València, ha sido reelegida recientemente secretaria de Política de la Comisión para Países en Desarrollo (CDC) de la Unión Matemática Internacional (IMU).
La profesora Gil Medrano obtuvo un doctorado por la Universitat de València en 1982, bajo la dirección de Antonio Martínez Naveira, y otro por la Université Pierre-et-Marie-Curie (Francia) en 1985, bajo la dirección de Thierry Aubin.
Es autora de una treintena de artículos de investigación y ha dirigido dos tesis doctorales. A lo largo de su dilatada carrera ha ocupado diversos puestos de responsabilidad. Entre otros, ha sido miembro del Comité Ejecutivo de la European Mathematical Society, presidenta de la RSME entre 2006 y 2009, presidenta del Comité Español de Matemáticas (CEMat), órgano representante de España en la IMU, de 2008 a 2009 y vicerrectora en la Universitat de València entre 2010 y 2014. Además, formó parte del Comité Científico del Instituto de Matemáticas de la Academia de Ciencias polaca (Banach Center) entre 2006 y 2009 y es miembro del Comité Científico del Tbilisi International Centre of Mathematics and Informatics de la Academia de Ciencias Naturales de Georgia.
Olga Gil ha accedido amablemente a contestar algunas de nuestras preguntas para la sección “Mujeres y matemáticas”.
Pregunta: ¿Nos podría explicar en qué consiste su labor en la Comisión de la IMU?
Respuesta: Esta comisión tiene dos secretarías: la de Políticas y la de Becas. La persona que ocupa la segunda es responsable de la concesión de las becas de los programas más clásicos de la IMU: ayudas a congresos y estancias cortas de investigación. La secretaría que yo ocupo tiene las responsabilidades de una Secretaría General: redactar informes, moderar los debates, levantar actas, proponer los presupuestos, poner en marcha los nuevos programas y monitorizar los ya existentes, así como presidir los comités de selección de algunas de las ayudas: Abel Visiting Grants, Volunteer Lecturer Program y Breakout Graduate Fellowships. También es cometido de esta secretaría la comunicación y la divulgación de las actividades de la comisión, con especial énfasis en la captación de donantes y en que la información sobre la ayuda llegue a los colegas que más la necesitan.
P.: ¿Desarrolla esta comisión alguna actividad en relación con políticas de género?
R.: La IMU constituyó en 2014 un comité (CWM) específico para determinar las políticas de género y tomar las consecuentes iniciativas. En la CDC llevamos adelante acciones coordinadas con ellas; por ejemplo, si una colega obtiene una beca de estancia de investigación de nuestro programa y va a viajar con sus hijos, el CWM tiene ayudas adicionales para paliar los gastos extra. En los programas para investigadores jóvenes se incluye la cláusula ya tradicional sobre ampliación de la edad límite en diversos casos, que está especialmente pensada para las mujeres que han tenido algún hijo. Los dos últimos programas de becas de la IMU para la realización de la tesis doctoral son de los pocos programas internacionales que permiten realizar los estudios en un lugar cercano al de residencia; si bien esto tiene por objetivo principal evitar la fuga de cerebros de los países en desarrollo, es indudable que facilita mucho que podamos tener más mujeres becadas en los países donde las presiones familiares y sociales hacen que realizar la tesis doctoral en el extranjero exija a una mujer tomar una dolorosa decisión, cuando no lo convierten en algo impensable.
P.: Mientras que durante los últimos años el porcentaje de estudiantes que estudian matemáticas se distribuye de manera equitativa entre hombres y mujeres, a la hora de cursar un máster y de hacer un doctorado, el porcentaje de mujeres desciende al 30 %. ¿Cuál piensa que puede ser la razón? ¿Cree que podemos desarrollar alguna iniciativa para que estos porcentajes sean más equilibrados?
R.: Desconozco los datos que citas, pero es evidente que el porcentaje de mujeres entre los jóvenes que siguen una carrera investigadora en matemáticas es bastante menor que entre los que terminan el grado. En mi opinión los y las estudiantes ven que entre las distintas salidas profesionales, la de la investigación es la más arriesgada, la que exige un esfuerzo más intenso y una supeditación mayor de la vida personal a la profesional durante un tiempo muy prolongado; son conscientes de que, incluso aquellos con la mejor trayectoria, van a tener que posponer la formación de una familia o hacerlo en unas condiciones realmente difíciles. Estoy segura de que esta dificultad disuade de intentar una carrera investigadora a estudiantes con capacidades para esta tarea, tanto a mujeres como a hombres, pero por razones sociales, psicológicas, quizá también biológicas, estas consideraciones influyen más en las decisiones de las mujeres. Estoy convencida de que mejorar las perspectivas de futuro de los jóvenes investigadores ayudaría al equilibrio de género.
P.: Nos gustaría hacer énfasis en su experiencia y punto de vista en lo que a la carrera profesional se refiere. En especial nos interesa su visión como mujer matemática (si es que este aspecto ha tenido alguna influencia en su carrera profesional).
R.: Yo me considero afortunada porque no me he sentido discriminada en el ámbito que más influye en la vida profesional, que es el departamento y la facultad. La situación es diferente por lo que se refiere a las experiencias en ambientes internacionales; con la excepción de algunos países del sur de Europa, el porcentaje de investigadoras en geometría diferencial es ínfimo y es frecuente que los colegas que trabajan en ambientes masculinizados tiendan a menospreciar la labor realizada por una mujer, a cubrir esa labor con una capa de invisibilidad. No he apreciado ningún avance tangible en los últimos cuarenta años.
P.: Finalmente, ¿le daría algún consejo a las jóvenes investigadoras?
R: Es difícil dar consejos en un mundo tan cambiante. Pero yo diría que es muy importante que intenten por todos los medios conservar la ilusión y el gusto por las matemáticas que les llevó a embarcarse en la carrera investigadora.