Durante el Congreso Bienal de la RSME que tiene lugar estos días en la Universidad de Cantabria, esta semana se ha celebrado una mesa redonda en la que expertos universitarios debatieron sobre el rendimiento de los estudiantes matriculados, la duración de los programas, las salidas laborales y académicas o la regulación que ha hecho cada universidad en cuanto a la gestión administrativa o el número de créditos. Los beneficios e inconvenientes de los dobles grados fueron los grandes protagonistas.
Los jóvenes encuentran en las matemáticas una opción de futuro en la que los dobles grados adquieren cada vez más importancia. Las titulaciones que combinan Matemáticas con Física, Informática, Estadística o Economía alcanzan las mayores notas de corte en España. En concreto, Matemáticas y Física exigió un 13,6 en la Universidad Complutense de Madrid y un 13,3 en las universidades de Santiago de Compostela y Autónoma de Barcelona.
A pesar del elevado nivel de exigencia de los dobles grados, la fuerte demanda en relación al reducido número de plazas (entre un mínimo de diez y un máximo de sesenta) ha provocado un aumento de las notas de corte. También del número de estudiantes matriculados, que ha aumentado de 370 a 429 solo entre 2015 y 2018, de acuerdo con los datos de la Conferencia de Decanos de Matemáticas.
Doce universidades españolas imparten el doble grado de Matemáticas e Informática, la combinación más frecuente, por delante de Matemáticas y Física, que ofrecen nueve universidades. Completan el catálogo otras combinaciones que van desde Economía, Estadística, Telemática y Telecomunicación hasta las ingenierías aeroespacial, civil o industrial, entre otras, tal y como destacó el presidente de la Comisión de Educación de la RSME, Luis Rodríguez.
La vicerrectora de Estudios de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) y presidenta de la Comisión Profesional de la RSME, Victoria Otero, defendió que los dobles grados han tenido un efecto beneficioso también sobre los grados de Matemáticas, dado que la elevada demanda y la reducida oferta hace que finalmente también recalen en los títulos simples “estudiantes muy motivados y con capacidades muy altas para las matemáticas”. En la USC, explicó, la media del rendimiento en los dobles títulos se encuentra muy por encima del 90 % y “en el grado subió un 12 % con la llegada de estos alumnos”.
El presidente de la Conferencia de Decanos de Matemáticas, Mario Fioravanti, consideró positiva la convivencia entre alumnos de titulaciones dobles y simples y señaló que, aunque todavía no ha habido tiempo para recabar con precisión la opinión de los empleadores, la percepción es que “valoran a estos estudiantes porque estar ahí revela ciertas competencias, un perfil de persona trabajadora, constante, creativa, proactiva, con ganas de aprender y de saber hacer más cosas”. Además de destacar que “el factor de atracción ha aumentado considerablemente la movilidad”, se refirió al hecho de que la combinación de dos titulaciones ofrece una formación adecuada para participar en grupos de investigación multidisciplinares o entrar en departamentos de I+D de grandes empresas.
Más crítica, la exvicedecana de la Facultad de Matemáticas de la Universidad Complutense de Madrid, Raquel Mallavibarrena, alertó del riesgo de que los grados se queden despoblados de buenos estudiantes y consideró que “no es tan importante tener el doble grado como itinerarios para alcanzar la formación adecuada”. Afirmó que “En Europa hacen cosas interesantes con menos carga docente y menos agobio para los alumnos” que, según enfatizó, “pueden dar lo mejor sin necesidad de hacer dos grados”. Por su parte, el vicepresidente de la Asociación Nacional de Estudiantes de Matemáticas, Alfonso Márquez, se refirió a las quejas de muchos estudiantes en cuanto a la limitación de las plazas o la duración de estos programas.