Esta semana nos gustaría destacar el reportaje publicado en XL Semanal sobre “Españolas que conquistaron las matemáticas” escrito por Pedro J. Miana. En él se destacan las censuras y dificultades que han vivido, a lo largo de la historia, las mujeres que intentaron estudiar o dedicarse al mundo de la ciencia y, en particular, al de las matemáticas.
En 1738, María Andresa Casamayor redactó con diecisiete años un tratado de aritmética que sirvió como referencia sobre monedas y unidades de longitud, superficie y peso que se manejaban en España antes de la llegada del sistema métrico decimal. Sin embargo, dicho libro fue firmado con un nombre masculino resultado de un anagrama del nombre de la autora. Se cree que fue debido a la censura de aquella época, que no habría permitido que el libro se publicase con nombre de mujer.
En la mitad del siglo XIX, el movimiento de varias maestras, entre las que se encontraban Eloísa Valderrama Sánchez, Encarnación Martínez Marina, María Enriqueta Muñoz y Dolores Montaner, que habían publicado libros de aritmética específicamente dirigidos a niñas, consiguió que el Ministerio de Instrucción Pública permitiera la matriculación de alumnas en cualquier centro docente. Previamente, las universidades solo podían admitir a estudiantes mujeres si lo autorizaba el consejo de ministros, en cuyo caso no podían asistir a clase presencialmente.
En 1928, María del Carmen Martínez Sancho se convertiría en la primera doctora en matemáticas de España. Junto con María Capdevila D’Oriola, fueron las primeras becadas para investigar en el extranjero, donde estudiaron geometría diferencial, la primera, y la axiomática de espacios de Hilbert, la segunda. Sin embargo, la Guerra Civil supuso un retroceso en la posición de la mujer en la vida pública y en el acceso a la educación.