La Comisión de Jóvenes de la RSME ha redactado un informe en el que reclama la total eliminación de los sorteos por apellidos en las convocatorias públicas. El procedimiento habitual en sus diversas variantes, ya sea por la primera o las dos primeras letras del apellido o por la primera letra de ambos apellidos, consiste en la elaboración de una lista de los candidatos en orden alfabético y la obtención de las letras al azar. Si bien este tipo de sorteo puede parecer justo a primera vista, la distribución de apellidos entre los candidatos no resulta uniforme, de manera que la probabilidad de resultar elegido tampoco lo será.
Juan Miguel Ribera, componente de la Comisión de Jóvenes de la RSME, asegura que, aunque todas las letras tienen la misma probabilidad de ser elegidas, “los apellidos de la población no se organizan de forma aleatoria”. Además, “podemos encontrar muchos apellidos que empiecen por M o S, pero muy pocos que empiecen por W o X. Más aún, el problema se encuentra en la distribución de apellidos dentro de una misma letra de inicio; por ejemplo, si nos fijamos en la letra R, siempre se elegirá antes a alguien que se apellide Ramírez que a alguien que se apellide Rubio”.
El sorteo por apellido se trata de uno de los métodos más empleados y, de hecho, se aplica en la adjudicación de plazas en centros escolares de algunas comunidades autónomas, en la selección de personal de la Administración de la Comunidad Autónoma de Galicia o en la adjudicación de plazas para los Campus Científicos de Verano por parte del Ministerio de Educación y Formación Profesional y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT).
Lejos de garantizar que todos los candidatos con igual puntuación tengan la misma probabilidad de obtener su plaza, “los sorteos por apellido son injustos, por lo que solicitamos a las instituciones que los sustituyan por alternativas para las que hay variantes con implementaciones bastante sencillas”, explica la Comisión de Jóvenes, desde la que se recuerda que, “de hecho, existen comunidades en las que ya se utilizan sistemas similares, como es el caso de Cataluña o, muy recientemente, de la Comunidad de Madrid”.