Entrevistamos al presidente del CEMat, Alfonso Gordaliza, catedrático de Estadística de la Universidad de Valladolid (UVa) y miembro del grupo multidisciplinar COVID-19 del Ministerio de Ciencia e Innovación, que nos habla de la masiva respuesta a la Acción Matemática contra el Coronavirus y la importancia de las matemáticas en la lucha contra la pandemia.
Pregunta. ¿Qué ha supuesto su nombramiento como miembro del Grupo de Trabajo Multidisciplinar de la COVID-19, a nivel individual y como representante de la comunidad matemática?
Alfonso Gordaliza. Tengo muy claro que mi presencia en este grupo de trabajo es en representación de toda la comunidad matemática. Dada la naturaleza de nuestra área científica, ningún matemático o estadístico, por muy relevante que fuera científicamente, podría hacer por sí solo la aportación que cabe esperar de nosotros, ya que los frentes en los que se nos requiere abarcan muchas parcelas y muy diversas de las matemáticas y la estadística. Dicho esto, el nombramiento me produce, lógicamente, una gran satisfacción personal y me anima a seguir trabajando desde la presidencia de CEMat, con humildad y discreción, y con la valiosa colaboración de María Jesús Carro y Dolors Herbera, que integramos la actual directiva. Quiero señalar que fuimos recientemente requeridos, de manera consensuada por las entidades federadas en este Comité, para liderar este periodo de renovación de CEMat y llevar a cabo el encargo de aunar voluntades para trabajar con el objetivo de posicionar a las matemáticas españolas convenientemente en el panorama nacional e internacional en el momento tan crucial que atraviesa nuestra área. Esta iniciativa es un paso decidido en esa dirección.
P. ¿En qué consiste su trabajo y aportación dentro de este grupo?
A. G. Aparte de pedirnos una reflexión sobre el sistema actual de Ciencia y sobre posibles estrategias para el fomento de la investigación y la innovación en España relacionadas con el fenómeno COVID19, el Ministerio nos ha lanzado una serie de problemas concretos que preocupan al Gobierno y a la ciudadanía en general en este momento. Lógicamente, son problemas importantes en relación con lo que puede ser la evolución de la pandemia y todas sus implicaciones sanitarias, económicas y sociales. Se nos pide que, con cierta urgencia, aportemos evidencias científicas sobre dichos problemas, con el fin de apoyar la toma de las decisiones más adecuadas. A modo de ejemplo, preocupan los factores ambientales y estacionales en la evolución de la pandemia, o la manera en que se podrán volver a ocupar los lugares de pública concurrencia. Como matemático y estadístico, mi papel es colaborar en la identificación de las necesidades de modelización matemática, diseño experimental, análisis estadístico, etc. en esos problemas y contactar con los investigadores más indicados del área para recabar su opinión. Del mismo modo, en la revisión de la ingente literatura científica que se está produciendo de manera acelerada en relación con la COVID19, mi papel es valorar la relevancia matemática y estadística de los estudios experimentales que se reportan, ya que la mayoría de los trabajos aún no han sido sometidos a la revisión por pares.
P. ¿Cómo valora la respuesta de los investigadores a la llamada de la Acción Matemática contra el Coronavirus?
A. G. Sinceramente, desde mi experiencia previa en cargos de gestión científica como vicepresidente de la Sociedad de Estadística e Investigación Operativa o como reciente Gestor del Plan Nacional en el área MTM (2012-2017), creo tener una cierta visión de conjunto de las matemáticas españolas. Este conocimiento del área científica y de su comunidad de investigadores, unido a la necesidad creada por la gravedad del momento, me hacían pensar que la iniciativa tenía grandes posibilidades de ser un éxito. Finalmente, la realidad está superando las expectativas iniciales y buena parte de la comunidad matemática está literalmente volcada con la iniciativa.
Hemos recibido inputs de alrededor de 300 investigadores hasta el momento, algunos de ellos en representación de grupos numerosos, y el goteo de incorporaciones es incesante incluso ahora, después de casi dos meses del inicio. Todos los llamamientos, tanto individuales como colectivos, han tenido una respuesta muy positiva. Mención especial merece el grupo de colegas integrantes del Comité de Expertos de CEMat para la COVID-19, especialmente su presidente, Ricardo Cao. La entrega sin reservas de todos ellos a este proyecto y su capacidad para aportar contactos muy diversos, incluso fuera del ámbito de las matemáticas, está resultando decisiva en el desarrollo de la iniciativa.
P. En general, ¿diría que han funcionado los modelos que tradicionalmente se aplican a la evolución de las pandemias?
A. G. Todos los modelos, deterministas o estocásticos, se basan en múltiples hipótesis y requieren la estimación de numerosos parámetros. El desconocimiento del virus y una cierta atipicidad en su comportamiento como virus respiratorio, junto con los problemas para disponer los datos necesarios y para que estos sean de calidad, hace que el nivel de incertidumbre con el que trabajan los modelos sea excesivamente alto. La necesidad de imputar valores a los parámetros desconocidos a partir de una información escasa y poco fiable, hace que las previsiones tengan que hacerse con un margen de error excesivo. Para reducir este margen, no queda más remedio que realizar un cierto ejercicio especulativo sobre los parámetros, que puede conducir a previsiones muy dispares. Desde CEMat hemos sido especialmente cautos debido a esta problemática.
P. ¿Cuáles son los principales obstáculos que se han encontrado y cómo se han sorteado?
A. G. Los principales obstáculos han sido fundamentalmente dos. El primero y más importante es la dificultad para conseguir los datos necesarios para nutrir los modelos, estimar los parámetros de interés, etc. El segundo ha sido una cierta lejanía e inaccesibilidad inicial del gobierno, absolutamente absorbido por la preocupación y el estrés creado por la crisis. Curiosamente, después de casi dos meses, hemos despejado mucho más el segundo obstáculo que el primero. Esperemos que los avances en este segundo frente nos faciliten también avanzar en el primero.
P. ¿Qué lecciones o conclusiones cree que se pueden extraer de toda esta experiencia?
A. G. La experiencia está siendo muy enriquecedora y las lecciones son múltiples. La principal de ellas es que las matemáticas españolas son una gran área científica, con un enorme capital humano capaz de acometer los más complicados desafíos. La segunda, y no menos importante, es la constatación de que los matemáticos vamos abandonando progresivamente nuestra torre de marfil para interaccionar con el mundo científico, tecnológico, económico y social en general. Todos estos ámbitos nos necesitan, pero nosotros también los necesitamos a ellos para dar verdadero sentido a nuestro trabajo, bien sea con un retorno en el corto, medio o largo plazo. Todas las matemáticas tienen su razón de ser y son merecedoras de apoyo y consideración, pero una parte importante de nuestro esfuerzo como área científica tiene que dedicarse a identificar y resolver problemas relevantes en colaboración multidisciplinar con otros científicos.