Adolfo Quirós Gracián es profesor titular de álgebra en la Universidad Autónoma de Madrid. Fue vicepresidente de la RSME y actualmente es uno de los directores de La Gaceta. Ha sido miembro (2010- 2015) y presidente (2016-2017) del Comité de Ética de la European Mathematical Society (EMS).
Pregunta. ¿Qué debemos entender por la ética en las matemáticas?
Adolfo Quirós. Qué entendemos por ética, en matemáticas o en cualquier otro contexto, es una pregunta difícil que la humanidad lleva milenios haciéndose y yo no me siento capacitado para responder en general. Así que me limitaré a señalar tres principios de los que me empapé durante mi pertenencia al Comité de la EMS y que pienso que son relevantes en matemáticas. Un comportamiento ético respeta los derechos de los demás, entre ellos el derecho a la propiedad intelectual, a la intimidad y a ser valorado con justicia y equidad; reconoce sin reticencias el mérito y el trabajo de otros, y no obtiene ventaja personal ni profesional indebida de la posición que se ocupa.
P. ¿Es una faceta que se aborda en la universidad?
A.Q. Me temo que, al menos en España, no se aborda explícitamente. Como otras muchas cosas, la sensación es que esperamos que los jóvenes lo aprendan por ósmosis. De hecho, creo que ni siquiera la idea de que no es ético copiar la abordamos demasiado bien, convirtiendo más bien esa forma de comportamiento inadecuado en una especie de juego del gato y el ratón. Durante la pandemia nos hemos preocupado de evitar que los estudiantes copien. Quizás deberíamos preguntarnos por qué en otros países se pueden hacer exámenes en casa, y la respuesta no puede ser que la novela picaresca es un género muy español.
Creo que todo el mundo entiende que no se debe plagiar, pero quizás deberíamos explicar a nuestros estudiantes algo tan simple como que tomar textos o imágenes de internet sin preguntarse siquiera quién es el autor o si tiene algún tipo de licencia no es correcto. También deberíamos dejar más claro a los doctorandos qué supone figurar como autor de un artículo, así como la importancia de reconocer y citar adecuadamente las contribuciones relevantes, sin limitarnos a las de nuestro entorno más próximo.
P. Hay situaciones, como la actual, que probablemente ponen a prueba a los matemáticos. ¿Tal vez la forma en la que la comunidad ha trabajado en la lucha contra la pandemia?
A.Q. La mayoría de nosotros no hace un trabajo relacionado con la pandemia, pero quiero destacar como muy positiva la rapidez con la que quienes se han implicado en la lucha contra la COVID-19, por ejemplo, pero no solo a través de la loable iniciativa del CEMat se han adaptado a la necesidad de ser especialmente cautos a la hora de tratar datos personales. Es ese derecho a la intimidad del que hablaba al principio y del que, por ejemplo, los algebristas como yo solo teníamos que preocuparnos a la hora de escribir informes o publicar notas de examen. Pero resulta que en ocasiones va mucho más allá y, aunque dificulte el trabajo (y sé que lo ha dificultado), se debe ser absolutamente escrupuloso y no tomar atajos.
P. ¿Qué comportamientos ha observado?
A.Q. El único comportamiento dudoso que he observado, pero creo que no ha sido muy frecuente, ha sido una excesiva prisa por “vender mi modelo”. El afán por competir es importante para hacer avanzar la investigación, pero hay que mantener ese afán bajo control: no todo vale por una publicación, 100 citas o un premio. Las matemáticas tienen en ese aspecto la ventaja de ser una ciencia lenta, aunque duradera. No permitamos que el ansia por destacar nos haga descarrilar.
P. ¿Qué tipo de problemas se encuentran en las publicaciones matemáticas?
A.Q. Quiero dejar bien claro que creo que la mayoría de las personas, incluidas esas personas “raras” que se dedican a las matemáticas, actúan éticamente. Dicho esto, durante el tiempo en que formé parte del Comité de Ética de la EMS los problemas con los que más veces nos enfrentamos estaban relacionados, y no fue una sorpresa, con el plagio y la falta de referencias a resultados previos. Pero también hubo quejas por actuación poco honrada de los revisores, gestión inadecuada por parte de los editores de revistas o reticencia a publicar correcciones.
Hubo dos asuntos cuya reiteración me sorprendió inicialmente. Por un lado, el autoplagio, tanto en la forma de “reciclaje excesivo de los propios resultados” como en el de envío de un artículo simultáneamente a diferentes revistas (¿enseñamos a los jóvenes que ambas cosas son improcedentes?). La segunda a estas alturas ha dejado de sorprenderme, pero creo que debemos estar especialmente atentos a ella como comunidad: el florecimiento de revistas que, al amparo de la popularización (¿imparable?) de la versión de pago del open access, ofrecen “publicación inmediata a cambio de un precio razonable” sin ningún tipo de control científico. Esto es especialmente dañino en entornos académicos menos desarrollados, pero que han adoptado el “publica o perece” como filosofía sin mucho control sobre cómo se hace el “publica”. Creo que no es el caso de España, pero sí tengo noticia de científicos y matemáticos españoles que, quizás sin saberlo, forman (o formaban) parte del comité editorial de alguna de estas “revistas depredadoras”.
P. En general, ¿diría que hay conciencia ética matemática o se debería poner más el foco en esta faceta?
A. Q. Cuando se habla de ética científica se suele pensar en protección de datos, estudios en los que se actúa sobre personas o posible manipulación de resultados experimentales. La consecuencia es que no siempre hay conciencia de que en matemáticas también existen obligaciones éticas. Más allá de las publicaciones, de las que ya hemos hablado, me gustaría mencionar el último documento que preparamos antes de dejar mi puesto como presidente del Comité de Ética: la política sobre conflicto de intereses de la EMS. Se trataba de establecer una guía para la actuación de los miembros de los comités nombrados por la sociedad, en particular los que otorgan premios o seleccionan conferenciantes. Es una situación en la que muchos hemos estado, aunque sea a niveles modestos, y creo que no siempre somos conscientes de que también en ese ámbito hay principios éticos a los que atender.