María Jesús Carro Rossell y Antonio Ros Mulero han sido galardonados con las Medallas de la RSME 2020, un galardón con el que, un año más, la comunidad matemática hace un reconocimiento público de personas destacadas por su trayectoria y sus aportaciones en los campos de la educación, la investigación, la transferencia o la divulgación, entre otros. Hemos querido conocer sus impresiones en primera persona por medio de las entrevistas que reproducimos a continuación.
“Queda mucho por hacer y mejorar en política científica”
Catedrática de análisis matemático en la Universidad Complutense de Madrid, María Jesús Carro ha desarrollado una extensa carrera investigadora centrada en el análisis de Fourier y el análisis funcional, en la que también destaca su generosa dedicación a tareas de gestión, su implicación en tareas de evaluación y un decidido compromiso con la RSME.
Pregunta- ¿Qué supone este reconocimiento?
María Jesús Carro- La verdad es que aún no he asimilado la noticia. No me lo esperaba para nada y en estos momentos lo que siento es un enorme agradecimiento hacia todos aquellos que han valorado mi trayectoria. Es desde luego un gran honor.
P.- El jurado ha destacado sus trabajos en análisis de Fourier y análisis funcional, en los que se la considera un referente internacional. ¿Cómo nació su interés por las matemáticas y por estos campos en particular?
M. J. C.- Con el interés por las matemáticas se nace y la vida me llevó hacia esas área concretas. Tuve un profesor excepcional de análisis funcional en la carrera, pero el camino hacia el análisis de Fourier vino sólo. Te plantean un problema abierto en el que te ves con ánimos para resolverlo y te emocionas, así fue todo.
P.- ¿Cuáles han sido los mejores momentos en su trayectoria y cuáles son sus objetivos futuros?
M. J. C.- Qué pregunta tan sencilla y qué difícil es la respuesta. Momentos estupendos he tenido muchísimos, sobre todo aquellos que han sido compartidos como cuando he trabajado con un gran equipo, donde la confianza se transforma en amistad. Sin lugar a dudas los mejores son cuando sientes que tus colegas te aprecian y que confían en tu criterio, pero también cuando han tenido la confianza de decirte que estás equivocada y han acertado. Objetivos tengo miles, tanto a nivel docente, como investigador y de gestión. En todos los campos, tengo una lista de propósitos por hacer. Sé que no estoy siendo muy precisa, pero la precisión quitaría valor a todos los propósitos que no mencionaría.
P.- ¿Qué le ha llevado a implicarse en las tareas de gestión, evaluación e impulso de las matemáticas? ¿Cuál ha sido la motivación o el objetivo?
M. J. C.- Entré en la Agencia Estatal de Evaluación y Prospectiva en 2005 y conocí un mundo, hasta entonces totalmente desconocido, que me encantó, quizás porque, faltando a la humildad, me sentí útil. Encontré que en política científica hay mucho por hacer y mejorar, pero, sobre todo, comprendí que conseguir una mínima mejora es un reto dificilísimo. Siento que nuestra generación no ha hecho las cosas bien con los jóvenes investigadores y me siento en deuda con ellos. Quizás esta es mi mayor motivación, pero también he de confesar que es una lucha tremenda en la que he fracasado muchas veces. Aun así, siempre que pueda, lo seguiré intentando.
P.- Hemos conocido que tres de los seis premios Vicent Caselles de este año son también mujeres. ¿Es una muestra del potencial y el talento femenino, de un avance en la igualdad…?
M. J. C.- ¡Claro que sí! No está siendo nada fácil conseguir la igualdad, pero hay que seguir mirando adelante y esforzarnos en no dar un paso atrás. Hay muchas jóvenes investigadoras con gran potencial y es un orgullo que así se les reconozca.
“Hay que garantizar el futuro de quienes reiteradamente hacen un trabajo de calidad”
Catedrático de geometría y topología en la Universidad de Granada desde 1989, es considerado uno de los más importantes geómetras españoles. En su amplia carrera destacan sus decisivas aportaciones en diversos ámbitos de la geometría, así como su trabajo en la formación de discípulos durante las últimas tres décadas.
Pregunta- ¿Cómo valora la concesión de la medalla?
Antonio Ros- Contar con el respaldo de mis compañeros es un orgullo.
P.- ¿Cómo nació su interés por las matemáticas y por la geometría en particular?
A.R.- Gracias a la ayuda de mis colegas de Granada y a la influencia y el apoyo de algunos geómetras de primer nivel como Robert Osserman de Stanford, Manfredo Do Carmo del IMPA y otros.
P.- ¿Cómo resumiría los ejes centrales de su trabajo y en qué áreas tiene ahora puesto el foco?
A.R.- Mi aportación a la geometría gira alrededor de las superficies mínimas (el modelo matemático de las películas de jabón). Son uno de los objetos fundamentales del análisis geométrico donde se mezclan con las ecuaciones en derivadas parciales, la variable compleja y las propiedades globales de las variedades tanto métricas como topológicas que surgen de las ideas de B. Riemann, A. D. Alexandrov, W. P. Thurston y otros grandes geómetras. Resulta apasionante comprobar que hay problemas en ese dominio que están por clarificar y que las superficies mínimas son una herramienta fundamental para avanzar en esa dirección.
El estudio del índice (como punto crítico) de las superficies mínimas, profundamente relacionado con la teoría del min-max para el funcional área, y sus consecuencias sobre la geometría y la topología de los espacios ambiente constituyen un campo activo en el que se están realizando progresos importantes. Es un tema en el que he trabajado reiteradamente a lo largo de mi carrera y que ahora, de nuevo, espoleado por las contribuciones de distintos colegas, centra mi atención.
P.- El jurado ha destacado su labor en la formación de discípulos durante las últimas tres décadas, que ha contribuido a hacer de la escuela de geometría de Granada un referente internacional. ¿Qué mensaje lanzaría a las nuevas generaciones de matemáticos?
A.R.- El papel de los jóvenes investigadores en matemáticas, su ilusión y su aportación, es fundamental. Yo he tenido la suerte de poder participar en la formación de algunos de ellos en una simbiosis de la que todos hemos salido beneficiados.
Estos días podemos ver en la prensa cómo el gobierno nos dice que la ciencia es fundamental para el desarrollo de un país y ha lanzado un plan de apoyo a la investigación. Las matemáticas ofrecen oportunidades para los jóvenes y también tienen que garantizar el futuro de aquellos que reiteradamente están haciendo un trabajo de calidad. Para ésto, el apoyo de la administración es fundamental y esperemos que se puedan cubrir esos ambiciosos objetivos.