El viernes 16 de octubre se entregaron los Premios Princesa de Asturias que, en su modalidad de Investigación Científica y Técnica, se han concedido a Yves Meyer, Ingrid Daubechies, Terence Tao y Emmanuel Candès por sus contribuciones pioneras y trascendentales a las teorías y técnicas matemáticas para el procesamiento de datos, que han ampliado extraordinariamente la capacidad de observación de nuestros sentidos y son base y soporte de la moderna era digital. En particular, Ingrid Daubechies ha sido líder en el desarrollo de la teoría matemática de las ondículas (wavelets) que tiene múltiples aplicaciones para la compresión de imágenes, eliminación de ruido o completado de partes faltantes en imágenes a partir de la información cercana o la restauración de frescos y pinturas clásicas. Con esto último Daubechies logró unir sus dos grandes pasiones: el arte y las matemáticas.
Pero, además de ser puntera en investigación, Daubechies ha aportado mucho a la comunidad matemática: ella fue la primera mujer presidenta de la Unión Matemática Internacional desde donde supervisó la creación de la Comisión de Mujeres y Matemáticas de la Unión Matemática Internacional (IMU’s Committee for Women in Mathematics) que tiene entre sus objetivos el aumento de la visibilidad de las mujeres en el mundo de las matemáticas y dar lugar a un aumento de su representación en la comunidad. Más aún, ella contribuye personalmente donando parte de los premios que ha recibido, como el premio L’Oréal-UNESCO For Women in Science 2019 o la fundación de la IMU para la realización de estudios de doctorado de estudiantado proveniente de países en vías de desarrollo.
El fomento del trabajo en equipo y la colaboración es la marca de Daubechies, tanto en la investigación como en el terreno personal, con un total de 98 coautorías en 129 publicaciones que han sido citadas en 7125 ocasiones (según MathScinet). Como comentó en su discurso al recibir el premio Princesa de Asturias, ha trabajado con investigadores de geofísica, neurociencia, biología o conservación de arte. Porque, como comenta, la belleza de las matemáticas nos rodea por completo, por ejemplo, con las simetrías de los objetos.
La pasión por las matemáticas que Daubechies transmite debe ser un ejemplo para el fomento de las vocaciones STEM a la juventud. No solo por su labor matemática, sino por su papel en la construcción de una comunidad matemática.
Acabamos recordando las últimas palabras del discurso de Daubechies: “Espero que este premio inspire a la juventud a ver la diversión, la alegría, la belleza, la emoción que hay en las matemáticas y a estudiar matemáticas mientras construyen su propia vida”.