María Ángeles García-Ferrero (León, 1991) ha sido la última galardonada en las 16 ediciones del Premio José Luis Rubio de Francia celebradas hasta la fecha. La joven ya había sido reconocida el año pasado con uno de los Premios Vicent Caselles RSME-FBBVA. Este año se ha alzado con el Rubio de Francia por su trabajo en el campo de las ecuaciones en derivadas parciales y, en concreto, su teoría de aproximación global para la ecuación del calor y su aplicación al estudio de puntos calientes y superficies isotermas, desarrollada con los investigadores del ICMAT Alberto Enciso y Daniel Peralta.
Recientemente incorporada al Instituto de Matemática Aplicada de la Ruprecht-Karls-Universität Heidelberg (Alemania), María Ángeles García Ferrero nos habla ahora de sus proyectos y de la posibilidad de volver a España.
P.- ¿Cómo han sido estos meses desde la concesión del Rubio de Francia? ¿Ha habido alguna novedad a nivel profesional o personal?
M.A.G.- Como para la mayoría de gente, estos meses han estado principalmente marcados por la situación actual. Y en cierto modo, esto ha incrementado las ganas de estar más cerca de los míos. A raíz del premio, ha sido también una temporada de intentar observar mi trabajo desde una perspectiva distinta a la propia, y de mucho agradecimiento.
P.- ¿En qué estás trabajando ahora? ¿Tienes algún proyecto nuevo a la vista?
M.A.G.- Continúo trabajando en teoremas de aproximación de Runge, pero principalmente para ecuaciones no locales, y en propiedades de continuación única que nos permiten obtenerlos. Entre otros proyectos, estoy interesada en aplicaciones a problemas inversos y a fluidos.
P.- ¿Qué diferencias fundamentales encuentras entre la política científica alemana y la española?
M.A.G.- La apreciación que tiene la sociedad en general de la ciencia es mucho mayor, y la política científica lo refleja. Además de las universidades, hay una inversión fuerte y constante en centros como los institutos Max-Planck y existen diversos programas de financiación con condiciones muy competitivas.
P.- ¿Cómo ves la posibilidad de volver a España?
M.A.G.- Existen diversas opciones, aunque las condiciones se alejan mucho de lo que se puede encontrar fuera. No obstante, hay otros factores a tener en cuenta, y a veces pueden priorizarse.
P.- ¿Crees que debe haber más premios como el Rubio de Francia para apoyar a los jóvenes investigadores? ¿Por qué?
M.A.G.- Naturalmente, premios así suponen un gran estímulo para los jóvenes. Además, suelen dar cierta visibilidad a las matemáticas en España, y con figuras más cercanas a las futuras generaciones. Pero el apoyo principal que necesitamos los jóvenes son mejores condiciones y oportunidades para desarrollar nuestro trabajo.
P.- ¿Qué mensaje le mandarías a los jóvenes investigadores matemáticos españoles en general y a las mujeres, en particular?
M.A.G.- Que lo estamos haciendo bien. Conozco a muchos y sé que, a pesar de las incertidumbres y las dificultades, continúan en la brecha y haciendo buenas matemáticas. Y a las mujeres les diría lo mismo, siendo consciente de que muchas veces la lista de dificultades es mayor y la “pelea” entre vida profesional y familiar es, lamentablemente, más drástica.