La American Mathematical Society (AMS) encabeza su programa Increasing Diversity con la siguiente frase: “We are committed to ensuring equitable access to mathematics opportunities and resources for people of any race, ethnicity, religious belief, gender identity, age, economic background, disability status, or any other social or physical component of their identity”.
En la semana del 11 de febrero, Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, recordamos que el desequilibrio en las proporciones ocasiona desigualdades que tenemos la obligación de combatir. El esfuerzo institucional en esta dirección es cada vez mayor y, aunque los resultados no son siempre tan prometedores como cabría desear, el prestigio de promover iniciativas de diversidad e inclusión sin duda ha ido en aumento a lo largo de los últimos años.
Estas iniciativas suelen venir lideradas precisamente por miembros de los grupos infrarrepresentados a los que tratan de apoyar: desde luego, las personas afectadas por estas desigualdades son las mejores candidatas para saber qué hacer para contrarrestarlas. Sin embargo, si solo las minorías dedican tiempo laboral a promover la diversidad, las desigualdades persistirán; además, el cambio real sólo ocurrirá involucrando a la mayoría influyente.
También a nivel personal es crítico que las personas pertenecientes al grupo mayoritario entiendan que hay algo que cambiar, y sean buenas aliadas apoyando activamente a las minorías. Solo así se logrará aumentar la diversidad. Y bien, desde el confort de pertenecer a la mayoría, ¿cómo se logra ser una buena persona aliada?
En un artículo para Forbes, el astrofísico y comunicador científico Ethan Siegel ofrece una guía en seis pasos. Más un indispensable paso 0: considerar que la diversidad es algo importante.
- Escuchar a los miembros de grupos infrarrepresentados cuando exponen la problemática que les afecta.
- Evitar comparar estas experiencias con la propia. Aunque casi todas las personas han sufrido algún tipo de injusticia a lo largo de su vida, las adversidades propias no invalidan las ajenas, independientemente de si las ajenas parecen comparativamente más leves.
- Reconocer que tratar a todo el mundo por igual puede magnificar, en lugar de suprimir, las desigualdades.
- Una vez comprendida la experiencia de un grupo minoritario en cuanto a una desigualdad, se hace necesario reflexionar sobre las acciones propias, preguntándose si contribuyen de manera activa a contrarrestar esa desigualdad.
- Llamar la atención sobre comentarios inapropiados que provengan de miembros de la mayoría.
- Comprometerse a seguir mejorando de manera continuada.
Por su parte, Melanie S. Morrison, directora ejecutiva de Allies for Change, resalta la importancia de reconocer y visibilizar el privilegio del que goza la mayoría. La autora se centra en la racialización, pero sus argumentos se pueden extrapolar a otros atributos: el poder estructural que otorga el hecho inmerecido de pertenecer a ciertos grupos raciales, de género, orientación sexual, capacidad física, etc., hace irrelevantes las actitudes personales y valores que puedan sostenerse. Y es la mayoría precisamente quien debe usar su privilegio para cuestionar las prácticas y las políticas que lo respaldan, y repartir así el poder de manera más equitativa.
Es mayoritariamente conocida la exigua participación de las mujeres como oradoras invitadas en los International Congress of Mathematicians (ICM), pero ni siquiera hay estadísticas tan ampliamente difundidas acerca de la participación de otras minorías.
Promover la diversidad y la inclusión es tarea común, y es imperativo que los esfuerzos institucionales involucren a toda la comunidad. Pertenecer a un grupo infrarrepresentado no implica no pertenecer a otros mayoritarios; además, la pertenencia a algunos grupos puede ser temporal (por ejemplo, en el caso de lesiones puntuales que afecten a la movilidad). Los papeles de persona afectada o persona aliada son fluidos, y nos concierne a todo el mundo implicarnos activamente para lograr un ambiente laboral más justo.
Nota: En la Junta General del 5 de febrero se planteó incentivar la colaboración entre las distintas comisiones de la RSME, así como su participación en este Boletín. La comisión MyM comparte y anima al resto de las comisiones a seguir esta iniciativa, para lo cual invita a todas ellas a participar en nuestras iniciativas y proyectos y libera espacio en este Boletín para sus comunicaciones, reduciendo su participación a un artículo mensual. La RSME somos todas… las comisiones.