Por Fuensanta Aroca (UNAM). Comité Organizador y Científico en México
Las reuniones conjuntas RSME-SMM han sido para mí una fuente de oportunidades. Fui conferencista en la sesión de singularidades de las dos primeras; organizadora de la sesión de singularidades de la tercera; plenarista en la cuarta; y en la quinta, coordinadora general. Cuando Renato Iturriaga, el entonces vicepresidente de la SMM y ahora presidente, me propuso ser la organizadora, le contesté: “si lo necesitas te ayudo, pero yo nunca he organizado algo tan grande”. ¡Qué propio de nuestra educación como mujeres!
Gracias a la lucha feminista, algunas mujeres matemáticas estamos recibiendo ofertas para ocupar lugares “de responsabilidad”. Por un lado, es una oportunidad, pero, por otro, son “trampas” por, al menos, dos motivos. Uno, del que se habla mucho, es el tiempo que estas responsabilidades ocupan, que sería mejor dedicar a las matemáticas. Pero la “gran trampa” para muchas de nosotras, mujeres de cincuenta en adelante, es la situación de desventaja en la que nos encontramos una vez que asumimos estas responsabilidades. Nuestros colegas hombres con currícula equivalentes, o incluso inferiores, llevan más de diez años siendo invitados a formar parte de comités científicos, editoriales, etc. Como consecuencia de la lucha feminista, nos ponen a ser capitanas sin habernos dado la oportunidad de ser marineras. Supongo que este proceso se ha dado en España antes que aquí en México.
A pesar de la valiosa compañía de Maite Fernández (CIMAT Guanajuato) en el comité mexicano, del apoyo de Óscar Blasco (Universidad de Valencia) como coordinador del comité español, y de la buena disposición de todos sus miembros, mis comienzos en la coordinación de los comités científicos fueron emocionalmente muy difíciles.
Cuando llegó el momento de plantear nombres para el comité organizador, propuse los de investigadoras que tengo en alta estima: Liudmila Sabinina, Fabiola Manjarrez, Eréndira Munguía e Isabel Hernández. El presidente de la SMM me sorprendió aceptando mi propuesta sin siquiera hacer un comentario sobre el hecho de que no hubiese ningún hombre en la lista.
La pandemia convirtió la organización “local” (ho-teles, transporte, comidas, cafés; una tarea rutinaria, poco creativa y nada académica) en una tarea difícil, académica y creativa. ¿Cómo conseguir que, estando cada uno en su casa, en distintos lados del Atlántico, con siete horas de diferencia de huso horario, se produjese el intercambio académico que se produce en una reunión presencial? Aprovechar la posibilidad que da internet de que la mayor cantidad de personas tuviesen acceso al material académico sin que se perdiese la estrechez habitual.
En este momento, la SMM, como consecuencia de la política de recortes del gobierno, pasa por una crisis financiera. ¿Cómo conseguir que un número su-ficiente de participantes pagase la cuota de inscripción que la Sociedad necesita para cubrir los sueldos del personal que la mantiene funcionando sin privar a los que no puedan cubrir estos gastos del acceso al material académico?
Debido a la pandemia, hay mucho material en línea y todos los investigadores saturados de mirar a la pantalla. ¿Cómo conseguimos que los participantes lleguen a las sesiones habiendo visto las conferencias pregrabadas?
Los anteriores eventos se difundieron imprimiendo un cartel, que se enviaba a las distintas universidades, que lo colocaban en sus tablones de anuncios… En este momento, todas las Universidades de México están cerradas por la pandemia y, en España, aunque se mantienen abiertas, hay una distancia social que no permite las “charlas de pasillo” donde se suelen comentar este tipo de eventos.
Utilizar esta oportunidad para poner a disposición de la comunidad (a través de la SMM) de un archivo de material audiovisual en español sobre investigación de excelencia en matemáticas.
El esquema de la reunión se decidió, basándose en la anterior experiencia de la SMM organizando el Congreso Nacional de manera virtual, en una reunión a cuatro: Los presidentes de las Sociedades, Óscar Blasco y yo. Diez plenarias transmitidas por YouTube y de 10 a 15 sesiones especiales (que, con la aprobación de los comités científicos, terminaron siendo 24). Cada sesión especial con un esquema de seis más una. Seis pregrabadas y una en vivo en la sala de Zoom, para poder ayudar a los organizadores de sesión a comenzar la discusión científica.
La plática en vivo fue una oportunidad para buscar grandes conferencistas que los organizadores de sesiones especiales no desperdiciaron. Decidimos que fuesen también transmitidas por YouTube. A cada sesión se le asignaron dos horas (cinco sesiones cada día), una transmitida en vivo por YouTube y otra sólo en la sala de Zoom para el periodo de discusión. La mayoría de las sesiones terminaron tomando mucho más tiempo de discusión.
Dos semanas antes del encuentro se programaron estrenos de las pláticas pregrabadas. Preparamos carteles para cada sesión a los que se dio difusión de manera individualizada: se pidió a los organizadores de cada una que divulgasen esos carteles y que solicitasen a los participantes estar a la hora del estreno e interactuar en el chat de YouTube.
Los participantes registrados tuvieron acceso al café y a las salas de Zoom de las sesiones especiales. Transmitir en vivo simultáneamente fue todo un reto. Se consiguió el apoyo de la UNAM, del CIMAT y de la RSME para transmitir cada día las cinco conferencias en vivo de las sesiones paralelas.
El éxito del encuentro tuvo mucho que ver con la estrecha relación que existe entre las comunidades matemáticas de ambos países. Todos hicimos un esfuerzo para, incluso en estas circunstancias, juntarnos, animarnos unos a otros e intercambiar ideas. Nos despedimos esperando poder encontrarnos de manera presencial en Valencia dentro de tres años.