Las Medallas de la RSME han reconocido en esta edición de 2021 la labor desarrollada por Antonio Córdoba, Olga Gil y Tomás Recio a lo largo de sus carreras. Tres referentes de las matemáticas que, además de tener una dilatada trayectoria en la gestión, la docencia y la investigación, han demostrado su compromiso e implicación con una comunidad matemática que, ahora, agradece su dedicación con estas distinciones. Hemos querido conocer las impresiones de todos ellos.
Antonio Córdoba: “He tenido la enorme suerte de contar con colaboradores de gran valía científica y humana”
Pregunta.- ¿Qué supone la concesión de la Medalla de la RSME?
Antonio Córdoba.- Creo que las razones que tan generosamente ha mencionado el jurado de la RSME que la ha concedido son la base de la respuesta. Por mi parte señalar que es un honor y una alegría recibir esa Medalla que implica el aprecio de los matemáticos españoles.
P.- ¿Qué destacaría de su trayectoria internacional y de los equipos con los que ha colaborado?
A. C.- He tenido la enorme suerte de contar con colaboradores de gran valía científica y humana. Quizás destacaría mi especial relación con Charles Fefferman que empezó en la University of Chicago, allá por el año 1971, y que se ha continuado a lo largo de toda mi trayectoria profesional, desde Princeton University hasta ahora mismo en el ICMAT.
P.- ¿Cómo fue el regreso a España?, ¿qué encontró a su vuelta?
A. C.- Fui estudiante de Licenciatura en el Madrid de los últimos años sesenta del pasado siglo. Un lugar estimulante desde el punto de vista político y cultural, pero un “desierto científico”. Luego tuve la enorme suerte de formar parte de la University of Chicago, y después de la de Princeton, centros matemáticos de excelencia donde aprendí y me inicié en la investigación junto a los mejores. Los comienzos de los ochenta fueron unos momentos muy estimulantes para nuestro país, y en ese contexto regresé pletórico de energías y ganas de incorporar a nuestro sistema universitario lo que había visto funcionar en esas universidades. Pero no resultó tarea fácil, y no solamente por la resistencia de los matemáticos españoles establecidos, sino también por la incomprensión de muchos de mi propia generación.
P.- ¿Qué avances destacaría en el sistema de I+D+i en las últimas décadas?
A. C.- En esos años ochenta el físico Pedro Pascual ejerció un papel de liderazgo en la renovación de nuestro sistema de investigación. Bajo su influjo e insistencia, participé, como matemático de referencia, en varias comisiones que afrontaron dichos cambios (Comisión para poner al día los nombres de cátedras, áreas de conocimiento y departamentos; Comisión Asesora de Investigación Científica y Técnica; Comisión evaluadora de los sexenios de investigación). Después de servir tres años en esas comisiones organizamos una reunión en Segovia de los matemáticos más conspicuos cuyos proyectos habíamos financiado. Como preparación dirigí un estudio de las publicaciones de matemáticos españoles en revistas de nivel internacional, que reflejó un exiguo porcentaje del 0,4 %. Si eso lo comparamos con el dato del 4 % que hemos alcanzado años después creo que el avance habla por sí mismo, y de las consecuencias del incremento sustancial que se produjo entonces en el presupuesto dedicado a proyectos y del estímulo que supuso la evaluación (sexenios) de la actividad investigadora. Pero me parece que el esfuerzo presupuestario e innovador de aquellos años ochenta no ha sido suficientemente mantenido por los gobiernos posteriores.
P.- ¿De qué contribución a la RSME diría que se siente más orgulloso?
A. C.- La creación de la Revista Matemática Iberoamericana que ha publicado una parte importante de la investigación matemática internacional, y consolidada como una revista de referencia mundial creo que es, quizás, mi mejor contribución a que la RSME tenga un lugar destacado en el mapa de las Matemáticas. Es una tarea en la que he contado con generosos colaboradores entre los que destaca José Luis Fernández (Josechu) quien, durante muchos años ha compartido conmigo la labor editorial.
Olga Gil: “Este reconocimiento contribuye a estrechar mi vínculo con la RSME”
Pregunta.- ¿Cómo ha recibido la noticia de la concesión de la medalla?
O. G.- Ha sido una alegría enorme. Me considero una activista de las asociaciones matemáticas y he empleado energía y cariño en ser útil a algunas de ellas, muy especialmente a la RSME, que formó parte de mi día a día entre 2000 y 2009. No he dejado de sentirme vinculada a ella desde entonces y este reconocimiento contribuye a estrechar este vínculo y aumentar mi agradecimiento a la sociedad científica por las valiosas experiencias que me aporta.
P.- Única presidenta de la sociedad en 110 años, ¿cómo resumiría la experiencia durante su mandato?
O. G.- Ciertamente, en sus primeros 100 años RSME solo ha tenido una presidenta, pero lo importante es que en los próximos 100 tenga muchas, tantas que ya no sea algo reseñable. Como mi experiencia ha sido muy positiva, tanto como presidenta como en las distintas etapas desde que me presenté a la Junta de Gobierno, no puedo por menos que animar a las colegas a participar activamente en todos los niveles de la RSME.
P.- ¿Cuál diría que ha sido tu principal aportación a la RSME?
O. G.- Mi objetivo al acceder a la presidencia era mantener la línea ascendente en la que se encontraba la RSME evitando que el sobreesfuerzo que había supuesto la participación en la organización del ICM2006 produjera una resaca que pudiera llevarse por delante muchos de los logros. Por otro lado, la Comisión de Olimpiadas había conseguido el encargo de la IMO 2008 y era un reto apasionante para la RSME. Y con la vista en el horizonte: los preparativos necesarios para la celebración en 2011 del Centenario, en un escenario de crisis económica con el que no contábamos. Espero haber cumplido.
P.- Ha tenido una importante labor en actividades conjuntas internacionales. ¿A qué diría que responde esa especial implicación en ellas?
O. G.- Desde el comienzo de mi carrera investigadora tuve ocasión de aprender de matemáticos cosmopolitas y, desde luego, mi estancia de tres años en la Universidad de París me hizo apreciar los grandes beneficios de la interacción con especialistas de todo el mundo.
Tomás Recio: “Agradezco que mis colegas hayan confiado en mí y espero no haberles defraudado”
Pregunta.- La concesión de la medalla de la RSME representa…
Tomás Recio.- El aprecio de una comunidad científica que he contribuido a desarrollar, en la medida de mis posibilidades, a lo largo de mi carrera profesional.
P.- Se ha destacado su papel en el desarrollo de la geometría algebraica y las ciencias de la computación en España. ¿Cómo resumiría su aportación en este campo?
T. R.- Siempre he trabajado en diversas fronteras de interacción entre campos diversos. Empecé trabajando en geometría algebraica, pero real, no compleja, que era lo canónico en aquel momento. Creo que ayude a crear, a nivel internacional, una comunidad en torno a esta temática, con una amplia e importante representación en España, que aún sigue muy activa. Luego continué explorando los aspectos algorítmicos y computacionales de la geometría algebraica, en la doble vertiente del álgebra computacional y la geometría computacional, y aplicaciones en robótica. Actualmente, desde hace bastantes años, trabajo en el desarrollo e implementación de mecanismos de razonamiento automático en GeoGebra, un programa gratuito de geometría dinámica con más de 100 millones de usuarios en el mundo, sobre todo en el ámbito educativo. Hablamos, en cierto sentido, de un nuevo mundo, de potenciar y aprovechar la interacción hombre inteligente/máquina inteligente en la enseñanza de las matemáticas.
P.- También ha tenido una labor destacada en el fomento de la educación matemática y en la creación de la Escuela Miguel de Guzmán.
T. R.- La educación matemática, su problemática y mejora han sido para mí objetivos fundamentales, tanto desde una perspectiva institucional como investigadora. Recuerdo con agrado y hasta nostalgia la organización de las Escuelas Miguel de Guzmán en El Escorial o en el Pazo de Mariñán, pero también los Encuentros Aprengeom (de la Sociedad Española de Investigación en Educación Matemática), los Encuentros GeoGebra (con la Federación Española de Sociedades de Profesores de Matemáticas) o los Espacios de Trabajo Matemático, entre otros. Creo que a lo largo de todos estos años he colaborado un poquito a forjar ese mundo tan poliédrico y necesitado de transversalidad, diálogo y reflexión que es la educación matemática.
P.- ¿Qué ha significado su participación en la RSME y en el CEMat a lo largo de su trayectoria?
T. R.- En cierto sentido se podría decir que inicié mi carrera trabajando, cuando era becario de investigación en el Instituto Jorge Juan del CSIC, para la RSME, corrigiendo pruebas de imprenta de la Revista Matemática Hispano-Americana que la RSME editaba. Luego, en el momento de la refundación de la RSME, a finales de los 90, tuve un papel muy activo en la puesta en marcha de esta comunidad científica tan importante en nuestro país (y, en todos los países, a través de sus equivalentes), colaborando en el arranque y consolidación de tantas estructuras: Comisión de Educación, CEMat, Conferencia de Decanos, etc. Y, a nivel internacional, representando a España en el ICMI (International Commission on Mathematical Instruction). Agradezco que mis colegas hayan confiado en mí y espero no haberles defraudado. Gracias a todos aquellos con los que he colaborado a lo largo de toda mi vida profesional.