El pasado 18 de enero, en el marco del Congreso Bienal de la Real Sociedad Matemática Española en Ciudad Real, se celebró la mesa redonda de título Un camino con aristas: del doctorado a la empresa y de la empresa al doctorado, organizada conjuntamente por la Comisión de Jóvenes y la Comisión de Profesiones y Empleabilidad. La mesa fue moderada por Mª Pilar Vélez (Universidad Nebrija) y contó con las experiencias y opiniones de Manuel de León (Instituto de Ciencias Matemáticas), Pilar Barrios (Analistas Financieros), Andrea Cadarso (BBVA), José Miguel Zapata (Centro de la Defensa de San Javier) y Ramón Trueba (CIC Consulting).
El objetivo de la mesa fue presentar y debatir algunos aspectos derivados de la actual alta empleabilidad de los matemáticos. Los perfiles matemáticos han pasado a ser altamente demandados por las empresas, mientras que la docencia (en secundaria y en universidades) y la investigación se encuentran con escasez de perfiles matemáticos para cubrir sus plazas. El debate se ha dirigido hacia uno de los múltiples aspectos de esta situación: los obstáculos para el tránsito de doctores en matemáticas a puestos en la empresa y, viceversa, de jóvenes que han comenzado su trayectoria laboral en la empresa y pasan a realizar un doctorado con el objetivo de incorporarse al ámbito académico profesional.
La mesa se desarrolló a modo de debate en torno a una serie de preguntas organizadas en bloques:
1.- La empleabilidad de los matemáticos aquí y hoy: ¿Por qué se demandan matemáticos desde las empresas? ¿Es indiferente el perfil de graduado, máster o doctor en estos casos? ¿Observáis alguna carencia en la formación de los matemáticos para su incorporación al mundo académico?
Ramón López y Pilar Barrios nos aportaron su visión, el primero desde una consultora tecnológica que emplea matemáticos, CIC Consulting, y la segunda desde AFI, un centro de formación y consultoría en temas financieros.
El incremento de volumen de datos y la automatización han desembocado en una necesidad de crear modelos matemáticos y realizar estudios estadísticos que requieren de una buena formación matemática y, por otra parte, la reducción de carga de matemáticas en las ingenierías ha apartado de ciertas tareas a los ingenieros a favor de los matemáticos. Además, los matemáticos poseen una forma de razonar estructurada y son críticos con el resultado, lo que aumenta su valor, por lo que los perfiles de grado, máster y doctorado son indistintos para la empleabilidad, pero hay competencia por los doctores, duran poco en la empresa ya que son contratados por las empresas competidoras.
2.- Del doctorado a la empresa: El doctorado se enfoca (en España) generalmente a la carrera investigadora, pero hay cada vez más casos de doctores que se incorporan a la empresa. ¿Cómo enfoca el mundo académico los doctorados? ¿Preparan para un futuro puesto en la empresa? ¿Aportan algo a la empleabilidad en la empresa?
Manuel de León, desde su amplia trayectoria investigadora nacional e internacional, comentaba que debemos establecer dos niveles: graduado-máster, donde las perspectivas de empleo son muy buenas, y doctorado con un enfoque ligado fuertemente a la investigación. Los doctorados industriales podrían ser una solución, a pesar de la complejidad burocrática de las convocatorias, pero las administraciones y las universidades no están reaccionando con medidas orientadas hacia los nuevos retos.
Andrea Cadarso, que se incorporó a una entidad financiera tras haberse doctorado, coincidía con Manuel en que el doctorado está muy vinculado a la investigación. Pero, basándose en su experiencia, indicó que las capacidades y competencias que se adquieren en el doctorado (resiliencia, persistencia, comunicación de resultados, gestión de proyectos…) le aportaron mucho en su trayectoria profesional posterior fuera de la investigación.
3.- De la empresa al doctorado: ¿A qué problemas se enfrenta alguien que transita de la empresa al doctorado? ¿Hay más inconvenientes que ventajas en España con respecto a otros países?
Estas preguntas fueron dirigidas a José Miguel Zapata, quien, tras una trayectoria como analista financiero, decidió transitar al mundo académico para doctorarse y ser profesor universitario. Una apuesta arriesgada, según él, puesto que en el mundo académico no se valora la experiencia adquirida en la empresa. Es comenzar de cero. Estuvo trabajando en Irlanda, donde la situación es muy diferente, pues no tienen tanto peso las publicaciones. Comentario que enlaza con el siguiente ítem de la mesa.
4.- Faltan Matemáticos en docencia e investigación y, además, la formación de doctores es vital en este punto. ¿Cómo impulsar la formación de doctores hacia ambos ámbitos, el empresarial y el académico, de forma que pueda haber trasvase entre ambos?
Manuel comentó que es difícil cambiar la dinámica de publicar, hay una gran inercia, y realmente esto frena el trayecto de la empresa al doctorado. Hay que comenzar de cero, desde el salario, hasta los méritos profesionales. La situación es diferente en otros países, la carrera académica no depende tanto de las publicaciones indexadas. Falta que se valore adecuadamente la experiencia que se aporta desde el trabajo en la empresa.
Ramón comenta la necesidad de ampliar el número de plazas en los estudios de matemáticas en grado, máster y doctorado, pero siempre que lo propone a una universidad le comentan los problemas burocráticos y organizativos subyacentes. Tal vez se puedan crear estudios con un perfil hacia la industria. Manuel añade que la iniciativa privada está comenzando a actuar en ese sentido, lo que no es capaz de hacer la pública por la inercia a los cambios.
Andrea, José Miguel y Pilar coinciden en la conveniencia de una relación más estrecha entre universidades/ investigación y empresas que desatasquen y faciliten el tránsito entre ellos.
Con esto se abrió el turno a las intervenciones del público. Entre otras cosas, se aportaron dos puntos de reflexión: uno sobre si existe la necesidad de formar doctores para trabajar en PYMES que conforman la mayor parte del tejido empresarial español; y dos, sobre si los profesores asociados que deberían estar aportando esas competencias profesionales cumplen su papel, no pensar que un profesor asociado es igual que un profesor permanente. También se apuntó hacia la falta de vocaciones STEM.
Para concluir, Pilar Vélez recapituló las diferentes intervenciones indicando que el tránsito del doctorado a la empresa, aunque mejorable, parece que está siendo posible, al menos en algunos sectores como el financiero; sin embargo, el camino opuesto encuentra más de un obstáculo (comenzar de cero, salarios…). En la mesa han surgido problemas y algunas posibles soluciones, pero siempre nos encontramos con la misma barrera, un contexto muy regulado, con inercias y estatus arraigados, que solo aportan rigidez a la flexibilidad que requieren situaciones excepcionales como esta.