Las Medallas de la RSME 2024 han reconocido este año la trayectoria y contribuciones de Alfredo Bermúdez de Castro, Clara Grima y Eugenio Hernández. Aquí nos hablan de sus experiencias y de lo que ha supuesto esta especial distinción por parte de la comunidad matemática.
El catedrático emérito de Matemática Aplicada en la Universidade de Santiago de Compostela recibe como “un honor y un motivo de alegría” este reconocimiento que, según sus palabras, “premia la dedicación de muchos años, no solo por mi parte, sino por la de mis colaboradores y colaboradoras. No sabía que me habían propuesto, así que realmente fue una sorpresa”.
Pregunta.- ¿Cómo nació su vocación por las matemáticas y cuáles han sido las mayores satisfacciones que le ha brindado esta disciplina?
Alfredo Bermúdez de Castro.- Durante los años de bachillerato ya me gustaban las matemáticas y creo que no se me daban mal, pero lo que me dio el impulso definitivo fue la participación en la Olimpiada Matemática.
P.- El jurado ha destacado su papel clave en el establecimiento de centros de investigación, redes y sociedades. ¿Cómo fueron esos comienzos, a qué necesidades respondían y qué han significado estas estructuras para el avance de las matemáticas y sus aplicaciones?
A.B.- Tras mi período de formación pre y posdoctoral en el INRIA (Institut National de Recherche en Informatique et Automatique de Francia), en el equipo del profesor Jacques-Louis Lions, que fue un eminente matemático y presidente de la Academia de Ciencias de Francia, me interesaron especialmente las aplicaciones de la matemáticas en la industria. Esto me llevó a participar, con el profesor Antonio Valle y otros colegas de mi generación, en la creación de SEMA, la Sociedad Española de Matemática Industrial y también, con el profesor Eugenio Oñate, en la creación de la Sociedad Española de Mecánica e Ingeniería Computacionales, SEMNI. Posteriormente impulsé la creación del Instituto Tecnológico de Matemática Industrial (ITMATI), con mi colega en la Universidade de Santiago de Compostela, la profesora Peregrina Quintela, para promover y apoyar la transferencia del conocimiento matemático a la industria. ITMATI es un organismo de las tres universidades gallegas que en la actualidad forma parte del Centro de Investigación y Tecnología Matemática de Galicia (CITMAga). Es una referencia en el ámbito de la matemática industrial no solo en España sino también a nivel europeo.
P.- ¿Cree que el tejido económico e industrial valora ahora más la importancia de las matemáticas que hace unos años? En general, ¿qué tipo de respuestas ofrecen las matemáticas a las necesidades actuales?
A.B.- Sí, sin lugar a dudas. Muchas empresas tienen claro el papel que las matemáticas juegan en su proceso de digitalización, singularmente en la construcción de gemelos digitales para el diseño optimizado de sus productos, para la planificación de sus inversiones, para la toma de decisiones bajo incertidumbre, etc. A esto hay que añadir, más recientemente, el uso de las herramientas de la inteligencia artificial, una tecnología con una base matemática incuestionable.
P.- ¿Cómo y en qué aspectos se puede mejorar esta relación?
A.B.- Mi experiencia y la de mis colaboradores a lo largo de 40 años de trabajo con la industria nos ha enseñado a conocer los intereses, los objetivos, los tiempos y la forma de trabajar de las empresas, y a compatibilizarlos con una actividad académica que tiene en la docencia y la investigación sus elementos principales, y unos ritmos y objetivos diferentes. Este ejercicio no es sencillo. De hecho, el déficit de transferencia de conocimiento desde el mundo académico a la industria es una asignatura pendiente en nuestro país, que afecta negativamente a su desarrollo industrial y no solo en el ámbito de las matemáticas.
P.- ¿En qué se ha traducido la transferencia de las matemáticas a la industria, qué ejemplos de aplicaciones o contribuciones nos podría destacar?
A.B.- Nuestro grupo de investigación ha participado en proyectos industriales de diferentes sectores: metalurgia, energía, automoción, medio ambiente, finanzas… Algunos ejemplos son la simulación de cubas electrolíticas y coladas en la industria del aluminio, la optimización del diseño de electrodos metalúrgicos, la modelización matemática de la combustión en una central térmica, la simulación de redes de transporte de gas natural, la gestión de plantas de energías renovables con almacenamiento en baterías, la gestión óptima de plantas de producción de hidrógeno, el conformado electromagnético de piezas para automoción, la modelización de baterías de iones de litio o el diseño optimizado de motores eléctricos mediante simulación electromagnética, entre otros.