La sede de la Fundación BBVA en Madrid volvió ayer a reunir a una nutrida representación de la comunidad científica en la ceremonia de entrega de los Premios de Matemáticas RSME-FBBVA. Los grandes protagonistas en esta jornada han sido los 6 galardonados en los Premios Vicent Caselles, el Premio José Luis Rubio de Francia y las tres Medallas de la RSME.
En su décima edición, los Premios Vicent Caselles han reconocido el trabajo de María Alonso Pena, Macarena Arenas, Alberto González Sanz, Jone López de Gamiz Zearra, Alberto Rodríguez Vázquez e Iñigo Urtiaga Erneta. A ellos se suma el Premio José Luis Rubio de Francia, la más alta distinción que se otorga a investigadores en matemáticas menores de 32 años, españoles, o que hayan realizado su trabajo en España que en su ya vigésima edición ha sido para Claudia García, investigadora Ramón y Cajal en el Departamento de Matemática Aplicada de la Universidad de Granada, por sus contribuciones en ecuaciones en derivadas parciales no lineales tales como la ecuación de Euler-2D o las modificaciones de la ecuación quasi-geostrófica de superficies.
También se han entregado las Medallas de la Real Sociedad Matemática Española, con las que la comunidad matemática expresa un público reconocimiento a personas destacadas por sus relevantes, excepcionales y continuas aportaciones a lo largo de un amplio período de tiempo en cualquier ámbito matemático, como la educación, la investigación, la transferencia y la divulgación. Alfredo Bermúdez de Castro, Clara Grima y Eugenio Hernández han sido distinguidos en esta también décima edición por su labor en la consolidación de la comunidad matemática durante sus respectivas trayectorias profesionales. Los tres son una muestra del impacto en la sociedad que tienen las facetas de la educación, la divulgación y la transferencia del conocimiento.
La presidenta de la RSME, Eva Gallardo, quiso agradecer y poner de relieve en su intervención la importancia de estos premios que, a lo largo de las sucesivas ediciones, han supuesto una oportunidad de visibilizar el trabajo científico riguroso y de calidad, comprometido con el avance del conocimiento. “Una oportunidad donde la excelencia en la investigación de nuestros jóvenes y el compromiso de nuestros medallistas con la comunidad han sido los verdaderos protagonistas”, puntualizó.
Eva Gallardo quiso hacer también una reflexión sobre algunas cuestiones que no solo afectan a la calidad de la investigación matemática. Así, tras reivindicar el valor de las Matemáticas en el fortalecimiento del tejido social, económico y productivo, recordó que “hoy en día hay una mayor demanda de matemáticos y matemáticas en el mundo empresarial y, en consecuencia, una reducción de ellos tanto en el ámbito académico (en educación secundaria o universitaria) como en el ámbito investigador”. Como comunidad científica, añadió, “hemos de advertir de las posibles consecuencias de este detrimento, apostando por una educación científica de calidad para todos”.
La presidenta de la RSME recalcó que “la educación matemática de excelencia es un motor esencial para mantener el pulso y el prestigio que las Matemáticas han ganado dentro y fuera de nuestras fronteras”, una enseñanza necesaria para “avanzar en el conocimiento y estrechar la brecha social garantizando la equidad en un mundo cada vez más complejo y tecnológico”. La mejora de la educación matemática en todos los ámbitos educativos, la importancia de un relevo generacional o la reivindicación de políticas ambiciosas de investigación que apuesten por el desarrollo integral de las matemáticas, señaló, “son tareas en las que hoy en día la Real Sociedad Matemática Española participa muy activamente, instando a las instituciones públicas y a los agentes económicos y sociales más relevantes de nuestro país a asumir estos objetivos y promover acciones encaminadas a su consecución”.