En diciembre suelen salir a concurso los proyectos de Generación del Conocimiento del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Algunos jóvenes pueden estar dudando si solicitar un proyecto como IP. Desde la Comisión de Jóvenes hemos entrevistado a dos investigadores a quienes, en pasadas convocatorias, les han concedido proyectos en el turno reservado para jóvenes. A María Cumplido Cabello le han conferido el proyecto “Teoría Geométrica de Grupos: Grupos de Cremona y Grupos de Trenzas”, cuyo objetivo es demostrar propiedades de estos dos tipos de grupos y sus generalizaciones mediante herramientas geométricas y combinatorias. Por su parte, a Óscar Rivero Salgado le han concedido el proyecto «Series de Eisenstein, congruencias y conjeturas de Gross-Stark (EISENSTEIN)», cuyo objetivo es explorar el papel que desempeñan las series de Eisenstein, un tipo muy especial de formas modulares, en diferentes contextos aritméticos relacionados con las funciones L y los sistemas de Euler. Confíamos que su experiencia os pueda resultar de ayuda.
Entrevista con Óscar Rivero Salgado
Pregunta.- ¿Es la primera vez que solicitas un proyecto de estas características?
Óscar Rivero.- Sí, era la primera vez que pedía un proyecto así. Cuando estuve de “postdoc” en Inglaterra la posición traía aparejado un cierto dinero que podías gestionar a modo de proyecto, pero era una cuantía mucho menor.
P.- ¿Qué te motivó a pedir el proyecto?
Ó. R.- Decidí pedir el proyecto para poder impulsar diferentes aspectos de mi investigación. Uno de ellos, la posibilidad de tener doctorandos bajo mi supervisión, dada la escasez de convocatorias estatales y autonómicas. Algo que envidio mucho de otros países en los que he estado es que allí los profesores tienen grupos mucho más amplios, con varios investigadores predoctorales y uno o dos “postdocs”; eso aquí resulta muy complicado. Por otro lado, algo que también valoro del proyecto es el poder disponer de fondos para visitar a colaboradores y así avanzar en diferentes líneas de investigación que he ido iniciando estos últimos años. Me gustaría también organizar diferentes actividades en Santiago y crear cierta tradición en la teoría de números aquí.
P.- ¿Qué dificultades encontraste en el proceso?
Ó. R.– He de decir que fue una suerte contar con el apoyo de CITMAga (Centro de Investigación y Tecnología Matemática de Galicia), dado que a la hora de solicitarlo, y una vez esbozada la parte científica, me parecía bastante complicado el elaborar un plan de riesgo o complementar alguna información relativa al proyecto. El asesoramiento que nos prestaron desde CITMAga en todo ese proceso fue de vital importancia.
P.- ¿Qué supone para ti que te hayan concedido este proyecto?
Ó. R.- Para mí es un gran espaldarazo y una motivación para seguir trabajando en temas que ya de por sí me apasionan. En un mes, se incorporará un contratado predoctoral FPI que trabajará conmigo en temas relativos a los ceros excepcionales y las formas modulares de Siegel. Tengo ya varias visitas científicas programadas y espero poder desarrollar diferentes actividades aquí en Santiago, para ir consolidando la ciudad como un pequeño foco de referencia en el área de la teoría de números.
P.- ¿Qué consejo les darías a los y las jóvenes que se estén planteando pedir un proyecto de estas características?
Ó. R.- Sin duda, que se animen a pedirlo; independientemente del resultado, el simple hecho de preparar la propuesta a mí me ayudó a formularme mejor algunas preguntas y a organizar algunas ideas un poco inconexas que fueron tomando cuerpo durante el proceso.
Entrevista con María Cumplido Cabello
Pregunta.- ¿Es la primera vez que solicitas un proyecto de estas características?
María Cumplido.- Sí.
P.- ¿Qué te motivó a pedir el proyecto?
M. C.- Había pedido un proyecto anteriormente en la Universidad Complutense de Madrid, no como IP, sino en el equipo de investigación, pero nos lo rechazaron. Cuando cambié de institución me incorporé al equipo de trabajo de uno de los grupos de mi departamento en la Universidad de Sevilla. Anne Lonjou, la otra IP del proyecto, acababa de llegar a la Universidad del País Vasco y me propuso que pidiéramos un proyecto de manera conjunta. Además, quería ganar independencia en mi línea de investigación. Consideré que liderar mi propio proyecto me permitiría trabajar con mayor autonomía y crear un entorno de trabajo alineado con mis valores, favoreciendo así un desarrollo más saludable y enriquecedor tanto a nivel personal como profesional.
P.- ¿Qué dificultades encontraste en el proceso?
M. C.- La redacción del proyecto de investigación fue un reto considerable. Creo que los modelos actuales para solicitar proyectos están diseñados pensando principalmente en ciencias experimentales, lo que dificulta adaptarlos al marco de trabajo de las matemáticas. Por ejemplo, prever con precisión los resultados que se van a demostrar, diseñar una cronología detallada o definir metodologías específicas puede resultar complicado. Es un proceso que requiere experiencia, y supongo que con el tiempo y varios intentos una va definiendo mejor sus objetivos a largo plazo y las solicitudes se redactan más fácilmente.
P.- ¿Qué supone para ti que te hayan concedido este proyecto?
M. C.- Tener independencia en la gestión de los recursos me ha permitido crear un pequeño equipo de trabajo que se siente cómodo y valorado dentro de mi institución. Gracias a esto, he podido contar con un postdoc que ha tenido libertad para viajar sin restricciones, y actualmente tengo dos estudiantes de doctorado que también disponen de muchas oportunidades para viajar e intercambiar ideas. Además, el acceso a recursos ha facilitado enormemente los encuentros presenciales con nuestros colaboradores, algo esencial en nuestro campo. Nuestro proyecto incluía, además, una beca predoctoral y fondos para contratar a postdocs, lo que ha enriquecido nuestro perfil de liderazgo y ganar experiencia en el acompañamiento de investigadores junior. En particular, está contribuyendo a poner a nuestras instituciones en el mapa de la Teoría de Grupos, lo cual a mí me alegra mucho porque nos hace estar menos aisladas y mejor consideradas. Y bueno, aunque las labores de gestión del proyecto pueden ser mucha carga de trabajo, egoístamente tener capacidad de decisión sobre los recursos te hace poder configurar mejor y de manera menos angustiosa tus objetivos de investigación.
P.- ¿Qué consejo les darías a los y las jóvenes que se estén planteando pedir un proyecto de estas características?
M. C.- Mi principal consejo es que aprovechen las oportunidades que ofrecen los turnos específicos para jóvenes investigadores en este tipo de proyectos. No es necesario liderar un equipo muy grande; de hecho, en nuestro caso éramos solo dos investigadoras. Lo más importante es tener una lista clara de problemas que se quieran abordar, junto con una idea general de las herramientas y enfoques que se utilizarán, para garantizar que el proyecto sea coherente y viable. También es crucial contextualizar el área de las matemáticas en la que se trabaja y presentar la introducción del proyecto de forma que pueda ser comprendida por matemáticos que no sean especialistas en tu campo. Esto ayuda a que los evaluadores puedan valorar el impacto y la relevancia de lo que propones. Por último, tienes que transmitir confianza en tu capacidad para llevar a cabo el proyecto, demostrando tanto tu preparación como la factibilidad de la propuesta. A veces puede surgir la duda de si los objetivos o problemas que trabajas son lo suficientemente «interesantes» o si están «de moda» como para obtener financiación. Mi consejo es no dejarte llevar por estas inseguridades. No eres tú quien debe juzgar eso. La clave está en presentar tu trabajo y tus objetivos con claridad y pasión, como se lo explicarías a un colega: desde el entusiasmo que te genera y sin miedo a los juicios de valor. Ofrece lo mejor de lo que tienes, y deja que sean los evaluadores quienes decidan.